¿Cuántos colores distintos identificas en el vino? Muchos dicen que comemos por la vista, y seguro que la vista influye muchísimo también en la percepción de las cosas que bebemos. ¿De qué depende pues el color? Si alguna vez te has preguntado por el color del vino, o simplemente sientes curiosidad por esta bebida, seguro que te encantará el post de hoy. ¿Te apuntas?
Sin lugar a dudas el color es una de las propiedades más características del vino. De hecho, generalmente al hablar utilizamos las etiquetas «vino rosado», «vino blanco» o «vino tinto» para catalogarlo. No obstante, si sabemos reconocer las particularidades de cada uno, podremos distinguirlos mejor.
La piel de la uva, primer factor importante
Los pigmentos que definen el color de un vino provienen de la piel de la uva con la que ha sido elaborado. Así pues, la variedad tiene un gran peso. Partiendo de esta base, se puede decir que las variedades tintas se utilizan para elaborar vinos tintos y rosados, mientras que el vino blanco proviene generalmente de variedades blancas.
El segundo aspecto que debemos tener en cuenta es el proceso de elaboración que ha seguido el vino.
El proceso de elaboración, factor clave
- Vino tinto: la fermentación del vino se lleva a cabo junto con la piel de la uva. De esta manera, los pigmentos de la piel pasan al líquido (el vino).
- Vino Blanco: la fermentación del vino blanco se realiza sin la piel de la uva, es decir, sólo con la pulpa. De esta manera los pigmentos de la piel no pasan al vino, pero también se pueden encontrar vinos blancos elaborado a partir de variedades tintas y donde las pieles responsables del pigmento no han estado en contacto con el mosto (hablamos de los llamados «blanc de noir»).
- Vino Rosado: la fermentación del vino se hace con la piel de la uva también, como el tinto, pero el proceso de macerado es mucho más breve. Al pasar menos tiempo en contacto las pieles no transmiten toda la pigmentación y de ahí el color rosado.
¡Ya tenemos las bases del color “puestas”! Hasta aquí hemos descubierto el por qué del color de las tres tipologías de vinos más conocidas, pero no termina aquí. Hay otras propiedades del color que también nos aportan información relevante sobre el producto, como muestra la siguiente imagen, adaptada del contenido de Wine Folly.
El ribete es el borde del vino donde la tonalidad se aclara cuando se inclina la copa. Es un punto que aporta información sobre la evolución del vino, su tonalidad y sus reflejos.
Tonalidades y reflejos
Todos sabemos que cuando hablamos de un vino blanco no es banco como la nieve, y que un vino tinto no lo es como un cuervo, más bien hablamos de tonos amarillentos y rojizos. Dentro de estas dos familias de colores se esconden tonalidades y reflejos que definen el color de un vino y nos hablan de muchas cosas. A través de estos tonos y reflejos podemos aprender a identificar características como la evolución, el envejecimiento o crianza que ha hecho un vino.
La sommelier Mariana Gil define hasta 23. A continuación, destacamos algunos:
Acerado: son los reflejos de un vino blanco pálido que muestra tonalidades de apariencia metálica o de cera. Suele ser un vino joven, ya con el tiempo aparecen tonalidades más amarillas y doradas.
Amarillo: es el color por excelencia de los vinos bancos. Los reflejos pueden ser verdosos, acerados, dorados o paja.
Teja: es el color de un vino envejecido que ha cogido el color de las tejas.
Carmín: es el color que presentan los vinos tintos jóvenes.
Clarete: es un vino tinto que tiene poco color que se produce mezclando variedades blancas y tintas de uva.
Dorado: es el color que presentan algunos vinos blancos, sobre todo los que tienen crianza.
Granate: es el color típico de los vinos tintos envejecidos.
Naranja: son los reflejos que presentan los vinos rosados evolucionados.
Oro: es un color más intenso que el dorado que se asocia a la crianza en barrica.
Pálido: reflejos de algunos vinos blancos que recuerdan al color de la paja.
Rubí: es el color que presentan algunos vinos tintos con crianza.
Violeta: matiz de color que se presenta en algunos vinos tintos jóvenes.
Como veis el color del vino nos proporciona muchísima información sobre un vino: su proceso de elaboración, las verdades de uva utilizadas o el tiempo de envejecimiento. Unos datos que se pueden contrastar con otro sentido muy importante. ¿Sabéis cuál? ¡El del gusto naturalmente! ¿Os animáis a probarlo?
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