La Denominación de Origen Tarragona ocupa una de las zonas vitivinícolas más extensas de Cataluña. Poco conocida pero muy atractiva. Hablamos de una de las denominaciones más ricas en cuanto a identidad e historia. ¿Aún necesitáis más argumentos para sumergiros en el post de hoy? ¡Bienvenidos a la DO Tarragona y bienvenidos al vino!
De las ánforas a las botellas
La DO Tarragona se extiende por las tierras del Campo de Tarragona y de la Ribera de l’Ebre. Sí amigos, es un territorio cargado de historia por los cuatro costados, vinculado a la cultura del vino desde hace más de 3000 años.
Basta echar un vistazo al ánfora que hay en el logotipo de la Denominación de Origen Tarragona. Este recipiente ancestral sintetiza la presencia milenaria de la vitivinicultura en esta tierra. También nos vincula con el Imperio Romano y su legado cultural ya que el ánfora era el recipiente de cerámica utilizado en la antigüedad para almacenar y transportar vino.
Ciertamente su proximidad a las rutas marítimas fenicias favoreció que fuera una de las primeras zonas de la península en cultivar la viña.
El Imperio Romano fue el verdadero impulsor de los vinos en las comarcas de Tarragona, los territorios de la Tarraconense destacaban por sus vinos y eran considerados los más privilegiados del imperio.
Una posición privilegiada, también a los mercados internacionales
Podríamos decir que la DO Tarragona es pues una de las que atesoran más historia. Pero no sólo gracias al ir y venir de culturas como la fenicia o la romana, sino también por la importancia que tuvo el movimiento cooperativista.
Un buen ejemplo es el hecho de que la DO Tarragona cuenta con varias de las llamadas «catedrales del vino» que construyó el famoso arquitecto Cèsar Martinell.
La venta de alcoholes y la exportación también son identidad de esta zona vitivinícola desde tiempos inmemorables. En el siglo XIX ya se decía aquello de «Reus, Paris y Londres» haciendo referencia a las tres ciudades europeas que fijaban el precio mundial del aguardiente. La Estación Enológica de Reus acogió la primera Escuela de Enología que hubo en Cataluña. Este edificio fue sin duda el antecedente de la actual Facultad de Enología creada en 1997 por la Universidad Rovira i Virgili (URV).
Diversidad geográfica y climatológica
Los campos de la DO Tarragona disfrutan de un clima benigno con influencia directa del mar.
Las comarcas por donde se extiende son el Alt Camp, Baix Camp, la Ribera d’Ebre y el Tarragonès.
Los suelos de la DO Tarragona son mayoritariamente calcáreos y con una textura arenosa y arcillosa, más bien ligeros. En la zona de la Ribera de l’Ebre también predominan los suelos calcáreos, pero estos son bastante más pedregosos.
Vale la pena señalar que la depresión del río Ebro forma un paisaje espectacular donde la viña se suele cultivar en terrazas.
Un paseo por las tierras y la DO Tarragona nos permite disfrutar de colinas y valles, llenos de viñedos y de pueblos con un rico patrimonio arquitectónico. Un territorio donde la herencia milenaria de la viña ha desarrollado un espacio privilegiado para su cultivo.
En cuanto al clima la DO Tarragona tiene dos zonas bastante diferenciadas. Por un lado, encontramos los terrenos más típicamente mediterráneos, más cerca del mar, con un clima suave y templado, y por otro, los de dentro en el interior, con un clima mucho más frío y con contraste más notorio entre la noche y el día.
La pluviometría en estas áreas del interior también es mucho más baja que en la costa.
Vinos que resultan agradables y fáciles de beber
Entre las cepas de la DO Tarragona predomina la uva blanca con variedades tradicionales a las que se han añadido otras foráneas. Cabe destacar que la uva blanca en la DO Tarragona supone un 83% de la superficie total plantada.
También por supuesto encontramos rosados y tintos, tanto jóvenes como de crianza, vinos de postre y espumosos.
Esta diversidad geográfica y climatológica del territorio conforma una gran versatilidad de los vinos que producen sus bodegas y cooperativas.
En cuanto al estilo de vino, hablaríamos de vinos blancos bastante afrutados (por analogía podrían compararse a los más conocidos del Penedès ya que son variedades de uva muy similares). Estamos hablando de macabeo, xarel·lo, parellada y también de chardonnay como variedad foránea, entre otras.
Hablamos de vinos con una acidez muy agradable, una frescura interesante que los hace irresistibles especialmente durante los meses de más calor y ahora en verano.
En cuanto a los tintos encontramos un predominio del tempranillo, seguido de otras variedades como la garnacha, el cabernet y el merlot. Es cierto que los vinos tintos de la DO Tarragona no tienen tanta estructura como sus «primos» de las DO Montsant y DOQ Priorat, pero resultan fáciles de beber y muy agradables. Esto hace que, naturalmente, hoy en día estos vinos tengan un espacio propio dentro del mercado.
Son pues vinos con buen paladar, que resultan ideales tanto para tomar en copas como para sacarlos a la mesa durante una comida desenfadada. Ya lo sabéis, si algún día os encontráis ante un vino de la DO Tarragona, no paséis de largo. ¡Seguro que tiene muchas cosas que contaros!
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